Una mañana hace buen tiempo y calor.
Un zorro tiene mucha hambre y mucha sed.
Camina por el bosque buscando algo para comer.
Ve un gran racimo de uvas en un árbol.
Las uvas son hermosas, violetas y brillan al sol.
El zorro dice:
— ¡Oh! ¡Cómo me gustaría comer esas buenas uvas!
Salta, pero las uvas están demasiado altas.
Lo intenta de nuevo, pero no puede alcanzarlas.
Corre y salta con fuerza, una y otra vez.
Pero las uvas siguen estando demasiado altas.
El zorro está cansado. Se sienta y dice:
— Esas uvas no son buenas. Seguramente están demasiado ácidas. ¡Ya no las quiero!
Se va, triste y enojado.
Pero en el fondo sabe que realmente quería esas uvas.